viernes, 1 de abril de 2011

El deporte como instrumento esencial en la educación en valores.



En una sociedad como la nuestra, no hay en el campo de la educación necesidad más clara que la de esclarecer y transmitir unos valores esenciales a las nuevas generaciones, tanto personales como sociales (como diferención Gutiérrez, 1995), que les permitan afrontar su vida futura de forma adecuada y provechosa. Y de igual manera, todos sabemos que no hay herramienta mejor para la enseñanza de estos valores que el deporte, como entorno de conocimiento y experimentación propia y para con los demás.

Partiendo de esta base, los profesores y profesoras de la asignatura escolar de Educación Física y de deportes de iniciación en escuelas deben asumir la gran importancia del papel que juegan en el desarrollo de la personalidad de los más jóvenes, Para inculcar en los alumnos/as los valores adecuados, el deporte o el juego debe plantearse de forma que potencie la participación y el diálogo entre participantes, favoreciendo así la convivencia y el buen funcionamiento del grupo, además del autoconocimiento y la autonomía personal, como mejora del autoconcepto que los alumnos/as tienen de sí mismos y la confianza que esto les genera.

Dejando a un lado la parte teórica de la situación, es en la práctica cuando nos damos cuenta del inmenso poder del deporte como transmisor de valores humanos, ya que, como dicen algunos, una imagen vale más que mil palabras. Y es que la imagen de una joven gimnasta entrenando cada segundo de su tiempo vale más que cualquier letra de la palabra perseverancia. Al igual que cada pedalada de un triatleta en un ironman representa mucho mejor el concepto de esfuerzo que la palabra en sí misma. Cada abrazo de los jugadores tras la victoria en el mundial de fútbol de la selección española significa en su totalidad compañerismo, así como cada minuto de frío y nieve que aguanta un alpinista escalando un ocho mil forma los trazos de la palabra sacrificio. La sonrisa de un campeón de los juegos paralímpicos transmite mucho mejor el sentido de la palabra superación. Y cada hora de entrenamiento, cada gota de sudor vertida, cada dolencia soportada, cada caída y cada alzamiento posterior darán lugar, en un futuro más o menos cercano, a una victoria merecida que será reflejada en la imagen de una lágrima resbalando por una mejolla, siendo ésta, para todo deportista, la viva imagen de la FELICIDAD.

No hay comentarios:

Publicar un comentario